Las razones de mis amigos
Conozco bien a mis amigos. Los mejores, los más cercanos, tienen suficiente confianza para hacerme lo que a otros no permitiría: decirme que estoy equivocado. A mis padres, a mis profesores, a mis jefes… Ellos te lo dicen de una forma u otra, pero no lo encajo igual. Con su argumento irrefutable “te lo digo por tu bien” creen estar en la verdad absoluta. Lo malo es que, a veces, tienen razón.
Imagina que te lo dice un desconocido. “¿Y este quién es para…?” Desde luego que no lo es. No es tu amigo, no es de tu círculo íntimo. No te ha visto crecer y poco sabe de ti, de tus aspiraciones, del camino que te marcas para conseguir tus objetivos. Y lo peor aún es que pueden estar en lo cierto también. Doble frustración.
Mis errores son míos y de nadie más, pero afectan a un colectivo: padres, profesores, jefes… Incluso a tus amigos. Y a gente que ni siquiera conoces. No es tu amigo el médico de cabecera al que vas a ver si sufres un dolor, ni el juez ni el dentista, pero todos te dicen lo que debes hacer cuando obras mal. Sufres cuando te cambian tus hábitos, pero lo acatas.
Los árbitros no son nuestros amigos. No visten como nosotros, su color es liso y muy básico, con la alternancia del amarillo y negro a lo sumo. Te cruzas con ellos con la frecuencia del conductor del autobús o de otro oficinista que está en el mismo edificio que tú si coincidís en el ascensor. Un saludo breve y ahí termina el encuentro. Te dicen lo que debes hacer y en ocasiones, se equivocan. Con esa carta de presentación es complicado llevarse bien.
La jornada 10 de la Primera Iberdrola nos ha dejado dos imágenes que no sabríamos explicar a nuestros amigos.
En esta acción le han anulado el gol a @maripaz_vilas por ¿fuera de juego? 🤔 No le veo explicación porque hay una distancia considerable, tres jugadores que rompen el supuesto fuera de juego y algo claro… La linier colocada en el sitio correcto para verlo… #PrimeraIberdrola pic.twitter.com/Bib9AufvVB
— Carlos (@CarlosLToro) November 24, 2019
Una de las asistentes de María Dolores Martínez Madrona invalidó el tanto que hubiera supuesto el 3-4 del Valencia Féminas CF en el Estadio Jesús Navas por un supuesto fuera de juego después de que las entrenadas por Irene Ferreras igualaran un 3-1 desfavorable, gol en propia puerta incluido. Increíble. «Una extraña, que no es de las mías, me dice que algo evidente no es tal», pensarían los aficionados del equipo che. Es evidente que se equivocó. De una manera rotunda. Rotunda también ha sido la omisión de esta jugada en los medios del equipo favorecido. No la busquen en el resumen en vídeo, su crónica o sus redes sociales. No hay que sorprenderse, es como actuaría un amigo que no quiere entrar en asuntos espinosos. O como haría nuestro equipo, seguramente.
Repito…de locos. A veces hay q olvidarse del reglamento. pic.twitter.com/suC7IrWvyW
— FCBSeny (@FCBseny) November 24, 2019
Las Gaunas, cerrando el domingo. Alba Redondo cae inconsciente en el minuto 89. Javier Torres, médico del Levante UD, acude a socorrer a su futbolista. El juego está parado, pero Paola Cebollada no le había dado permiso para acceder al césped y ejercer su labor de asistencia. Tarjeta roja. Procedimiento correcto con el reglamento en la mano. Circunstancia anómala con el sentido común.
Inmaculada Prieto Martínez fue una de las dos árbitras que descendió de la máxima categoría al final de la temporada 2018/19. También fue la protagonista del minuto de silencio que no fue tal en el Fundación Albacete-Rayo Vallecano. En 2014, Jesús Muñoz Mayordomo expulsó a Julio de la Morena, doctor del Real Madrid Castilla, que saltó a atender al entonces madridista Diego Llorente, que había sufrido un traumatismo craneoencefálico durante un partido frente al Girona FC. El Comité de Competición acabó anulando la expulsión. Diego acabó fichando por la Real Sociedad y ahora es internacional absoluto con la selección española.
Llega el lunes y nuestros amigos nos dirán que es un problema del nivel arbitral. Pondrán el grito en el cielo y con el tuit en la mano clamarán que “ya está bien”. Esas árbitras y sus asistentes también tienen amigos. Unos callarán porque darán por sentado que ellas ya son conscientes de su error, otros les dirán que no hay más remedio que seguir. Aunque al final todos lo paguen con derrotas, puntos o descensos, más tarde o más temprano. Porque hasta los errores son amigos nuestros. Del aficionado, los entrenadores, las futbolistas y las árbitras. Y de los periodistas. Sólo así aprenderemos de ellos, sabiendo que son parte de nosotros aunque no lleven nuestra firma.
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